Viernes 13 de Septiembre del 2024
Lectura diaria y Evangelio del 09 de marzo del 2023. – Parroquia San José

Lectura diaria y Evangelio del 09 de marzo del 2023.

Lectura del Día

Lectura del libro de Jeremías

Jer 17, 5-10

Esto dice el Señor:
«Maldito el hombre que confía en el hombre,
que en él pone su fuerza
y aparta del Señor su corazón.
Será como un cardo en la estepa,
que nunca disfrutará de la lluvia.
Vivirá en la aridez del desierto,
en una tierra salobre e inhabitable.

Bendito el hombre que confía en el Señor
y en él pone su esperanza.
Será como un árbol plantado junto al agua,
que hunde en la corriente sus raíces;
cuando llegue el calor, no lo sentirá
y sus hojas se conservarán siempre verdes;
en año de sequía no se marchitará
ni dejará de dar frutos.

El corazón del hombre
es la cosa más traicionera y difícil de curar.
¿Quién lo podrá entender?
Yo, el Señor, sondeo la mente
y penetro el corazón,
para dar a cada uno según sus acciones,
según el fruto de sus obras».

Evangelio del Día

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lc 16, 19-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.

Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.

El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’ «.

Palabras del Santo Padre

Lázaro con sus necesidades y sus miserias, sus enfermedades, era el Señor quien llamaba a la puerta, para que este hombre abriese su corazón y la misericordia pudiese entrar. Y sin embargo, el rico «no veía» «estaba cerrado» y «para él, más allá de la puerta, no había nada». (…) «Pidamos al Señor» la gracia «de ver siempre a los Lázaros que están en nuestra puerta, los Lázaros que tocan al corazón», y aquella de «salir de nosotros mismos con generosidad, con actitud de misericordia, para que la misericordia de Dios pueda entrar en nuestro corazón». (Santa Marta, 25 febrero del 2016)

Fuente: www.vaticannews.va

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